Tras la noticia de otra agresión escolar, todo el personal educativo, como una piña, se ha manifestado al respecto, apoyando de esta manera al docente:
Declaración del claustro del IES San Isidoro:
Ante la agresión perpetrada contra uno de nuestros compañeros el pasado 28 de octubre en nuestro lugar de trabajo, los profesores que conformamos el claustro del IES San Isidoro, queremos hacer saber que nos sentimos humillados, agredidos y vejados.
La agresión a nuestro compañero es una agresión a todo el claustro y un grave perjuicio a todos nuestros alumnos. Pero aún nos sentimos peor cuando nos encontramos impotentes e indefensos ante la violencia desatada por unos adultos que, como contrapartida, exigen que "eduquemos" a sus hijos, a sus hermanos o a sus nietos.
¿Hasta dónde hemos de aguantar? ¿Hasta dónde pretenden nuestros jefes que toleremos este tipo de vejaciones? ¿Hasta cuándo tendremos que esperar para que se reconozca nuestra labor social? No sirven los carteles publicitarios, sirven el apoyo y la solución a estos graves problemas por parte de quienes tienen la responsabilidad. Para eso son jefes: que ejerzan.
Tampoco podemos esconder este hecho, como otros muchos, debajo de la alfombra. La ciudadanía debe saber lo que ocurre en los centros educativos y ayudar a cambiarlo. Aunque sólo sea por criterios egoístas: por el futuro de sus hijos.
En Cartagena, el 29 de octubre de 2010.
El claustro del IES San Isidoro.
Ante la agresión perpetrada contra uno de nuestros compañeros el pasado 28 de octubre en nuestro lugar de trabajo, los profesores que conformamos el claustro del IES San Isidoro, queremos hacer saber que nos sentimos humillados, agredidos y vejados.
La agresión a nuestro compañero es una agresión a todo el claustro y un grave perjuicio a todos nuestros alumnos. Pero aún nos sentimos peor cuando nos encontramos impotentes e indefensos ante la violencia desatada por unos adultos que, como contrapartida, exigen que "eduquemos" a sus hijos, a sus hermanos o a sus nietos.
¿Hasta dónde hemos de aguantar? ¿Hasta dónde pretenden nuestros jefes que toleremos este tipo de vejaciones? ¿Hasta cuándo tendremos que esperar para que se reconozca nuestra labor social? No sirven los carteles publicitarios, sirven el apoyo y la solución a estos graves problemas por parte de quienes tienen la responsabilidad. Para eso son jefes: que ejerzan.
Tampoco podemos esconder este hecho, como otros muchos, debajo de la alfombra. La ciudadanía debe saber lo que ocurre en los centros educativos y ayudar a cambiarlo. Aunque sólo sea por criterios egoístas: por el futuro de sus hijos.
En Cartagena, el 29 de octubre de 2010.
El claustro del IES San Isidoro.
Por desgracia, no en todos los centros educativos se apoya al profesor, y menos aún si ha sido agredido. Mirar para otro lado no será algo que haré yo, ni como persona ni como profesora, y mucho menos buscar una justificación. Ya lo dije en la entrada que titulé la no violencia es mi opción: "Muchos agresores justifican sus actos violentos por las circunstancias que les ha tocado vivir. Sin embargo, gran parte de las personas que han vivido situaciones similares encuentran caminos alternativos".
No es la primera vez que he hecho mención a casos como este, por ejemplo en la entrada que lleva por título solidaridad con el profe Eneas o la dificultad de ser profesor. No me mantendré callada mientras mi voz tenga algo que denunciar.
