sábado, 4 de septiembre de 2010

CERRADO POR VACACIONES


Al emprender mi viaje a Normandía
pido que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temeré a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni al colérico posidón,
seres tales jamás hallaré en mi camino,
si mi pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca mi espíritu y mi cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Posidón voy a encontrar,
si no los llevo dentro de mi alma,
si no los yergue mi alma ante mí.

Pido que el camino sea largo.
Que sean muchas las mañanas de verano
en que llegue -¡con qué placer y alegría!-
a puertos antes nunca vistos.
Me detendré en los mercadillos de Francia
y me haré con hermosas mercancías,
nacar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes voluptuosos.
Voy a ir a muchas ciudades francesas
a aprender de sus sabios.

Tendré siempre a Normandía en mi pensamiento.
Mi llegada allí es mi destino.
Mas no apresuré nunca el viaje.
Mejor que dure mucho tiempo
y atracar, viejo ya, en la costa,
enriquecida de cuanto gané en el camino
sin aguardar a que Normandía me enriquezca.

Normandía me ha brindado tan hermoso viaje.
Sin ella no habría emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darme.

Aunque la halle pobre, Normandía no me ha engañado.
Así, sabia como me habré vuelto, con tanta experiencia,
entenderé ya qué significa viajar.
(Kavafis)

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