jueves, 15 de julio de 2010

LA OLA


La historia está inspirada en un caso real que sucedió en otoño de 1967. Ron Jones, un profesor de historia de un instituto de Palo Alto en California, en el Cubberley High School, no tuvo respuesta para la pregunta de uno de sus alumnos: «¿Cómo pudo el pueblo alemán alegar su ignorancia del genocidio judío? ¿Cómo podía la gente de las ciudades, los obreros, los profesores, los doctores, decir que no sabían nada de los campos de concentración y las matanzas? ¿Cómo gente que eran vecinos o incluso amigos de judíos podían decir que no estaban allí cuando sucedió todo?» Al no poder explicar a sus alumnos por qué los ciudadanos alemanes (especialmente los no judíos) permitieron que el Partido Nazi exterminara a millones de judíos y otros llamados “indeseables”, decidió mostrárselo.

Decidió hacer un experimento con sus alumnos: instituyó un régimen de extrema disciplina en su clase, restringiéndoles sus libertades y haciéndoles formar en unidad. El nombre de este movimiento fue «La Tercera Ola», debido a la noción popular de que la tercera de una serie de olas en el mar es siempre la más fuerte, y afirmó que sus miembros revolucionarían al mundo. Ante el asombro del profesor, los alumnos se entusiasmaron hasta tal punto que a los pocos días empezaron a espiarse unos a otros y a acosar a los que no querían unirse a su grupo. El experimento cobró vida propia, con alumnos de toda la escuela uniéndose a él. Jones se preocupó acerca del resultado del ejercicio y lo detuvo al quinto día haciendo ver a sus alumnos que el movimiento tenía un líder mundial: Adolf Hitler. Se rumoreó que hubo implicaciones, como el suicidio de uno de los alumnos, pero poco ha trascendido sobre el asunto.

Al ver esta película vinieron a mi mente dos libertades, la de cátedra y la de expresón:

Libertad de cátedra

Es un derecho que poseen los profesores en relación con su libertad de expresión. Consiste en que nadie puede ser obligado a defender en sus clases ideas, normas o creencias contra las que esté en desacuerdo por motivos morales o ideológicos. Garantiza además que un profesor pueda elegir los medios pedagógicos y los materiales didácticos que él estime más oportunos para el desempeño de su labor, sin que la dirección del centro o los poderes públicos puedan obligarle a ejecutar procedimientos o a defender ideas que él no considere adecuados.

Ahora bien, la libertad de cátedra no puede ser absoluta; al contrario, debe garantizarse únicamente dentro de unos límites legales y éticos. Por ejemplo, el profesor deberá cumplir con el temario mínimo aprobado por las autoridades educativas; deberá mostrar imparcialidad en sus clases con respecto a ideologías o creencias que, aunque él no comparta, pertenecen a la tradición cultural de la humanidad; no podrá ampararse en la libertad de cátedra para atacar las creencias de los demás o para hacer apología de la violencia o la discriminación; deberá ser siempre respetuoso con los Derechos Humanos, etc.

Libertad de expresión

La libertad de expresión consiste en el derecho a expresar libremente nuestras ideas, opiniones o manifestaciones artísticas en cualquier medio de comunicación o a través de otros procedimientos, sin que éstas puedan ser censuradas o prohibidas por parte de los poderes públicos ni de los propietarios de los medios de comunicación, los cuales tienen la obligación legal de garantizar la pluralidad de opiniones dentro de sus respectivos medios.

Sin embargo, y por regla general, existen algunas restricciones a la libertad de expresión. Dichos límites se justifican atendiendo al hecho de que la libertad de expresión no puede amparar conductas delictivas, ofensivas o que contribuyan a extender la violencia. Mediante estas restricciones se trata de evitar, pues, un mal social o la vulneración de los derechos de los demás a través de las expresiones de alguien.

Prácticamente en todos los sistemas legislativos queda prohibida expresamente la apología de la violencia o de actitudes racistas, desigualitarias o que inciten a la marginación de colectivos sociales por cuanto los legisladores consideran que la libertad de expresión no puede justificar una defensa e incitación a la violencia o a la discriminación.

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