sábado, 30 de enero de 2010

CARPE DIEM


CARPE DIEM, del latín Carpe= capturar y Diem= día, captura el día, es un tópico literario, es decir, un tema recurrente en la literatura universal como una exhortación a no dejar pasar el tiempo que se nos ha brindado; o bien, para disfrutar los placeres de la vida dejando a un lado el futuro, que es incierto.

Cobra especial importancia en el Renacimiento, en el Barroco y en el Romanticismo, pero ha ido variando en la forma de entenderlo. Durante el periodo de la Edad Media era entendido como: "vive el momento porque vas a morir pronto".

Vivamos, querida Lesbia, y amémonos,
y las habladurías de los viejos puritanos
nos importen todas un bledo.
Los soles pueden salir y ponerse;
nosotros, tan pronto acabe nuestra efímera luz,
tendremos que dormir una noche eterna.
Catulo

No pretendas saber, pues no está permitido,
el fin que a ti y a mi, Leucónoe,
nos tienen asignados los dioses,
ni consultes los números Babilónicos.

Mejor será aceptar lo que venga,
ya sean muchos los inviernos que Júpiter
te conceda, o sea éste el último,
el que ahora hace que el mar Tirreno
rompa contra los opuestos escollos.

Sé prudente, filtra el vino
y adapta al breve espacio de tu vida
una esperanza larga.

Mientras hablamos, huye el tiempo envidioso.
Vive el día de hoy. Captúralo.
No te fíes del incierto mañana.
Horacio

Posteriormente, durante el Renacimiento, los ideales de belleza y perfección hicieron entenderlo de la siguiente forma: "vive el momento porque vas a envejecer pronto".

En tanto que de rosa y de azucena
se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
con clara luz la tempestad serena;

y en tanto que el cabello, que en la vena
del oro se escogió, con vuelo presto
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena:

coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre.

Marchitará la rosa el viento helado,
todo lo mudará la edad ligera
por no hacer mudanza en su costumbre.
Garcilaso de la Vega

Finalmente, en la época Barroca, este tema se volvió a interpretar de la misma forma que en la Edad Media, pero con bastante más intensidad en cuanto a la muerte. También es el último momento cuerdo que se tiene cuando se va a morir.

Mientras por competir con tu cabello
oro bruñido al sol relumbra en vano,
mientras con menosprecio en medio el llano
mira tu blanca frente al lilio bello;

mientras a cada labio, por cogello,
siguen más ojos que al clavel temprano,
y mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal tu gentil cuello,

goza cuello, cabello, labio y frente,
antes que lo que fue en tu edad dorada
oro, lilio, clavel, cristal luciente,

no sólo en plata o viola troncada
se vuelva, más tú y ello juntamente
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.
Góngora

Desde luego, un tópico repetido y asumido por muchos, aunque no falta quien -como Jorge Guillén- lo reinventa en su obra Cantares defendiendo que la felicidad no se obtiene del instante, no del momento, sino del transcurso.

Autores varios como Walt Whitman escribieron lo siguiente:

Coged las rosas mientras podáis,
veloz el tiempo vuela,
la misma flor que hoy admiráis
mañana estará muerta.

Y el escritor Luis Alberto de Cuenca lo adaptó de la siguiente forma:

Niña, arranca las rosas, no esperes a mañana.
Córtalas a destajo, desaforadamente,
sin pararte a pensar si son malas o buenas.
Que no quede ni una. Púlele los rosales
que encuentres a tu paso y deja las espinas
para tus compañeras de colegio.
Disfrutade la luz y del oro mientras puedas y rinde
tu belleza a ese dios rechoncho y melancólico
que va por los jardines instilando veneno.
Goza labios y lengua, machácate de gusto
con quien se deje y no permitas que el otoño
te pille con la piel reseca y sin un hombre
(por lo menos) comiéndote las hechuras del alma.
Y que la negra muerte te quite lo bailado.

Aunque el poema de Whitman más hermoso es, sin duda, el que lleva por título No te detengas y que podéis encontrar en la sección poemas del menú.

Os recomiendo que veáis la película El club de los poetas muertos ya que se recrea muy bien este tema, más abajo os dejo un extracto de la misma:

Fui a los bosques porque quería vivir a conciencia,
quería vivir a fondo
y extraer todo el meollo a la vida,
dejar de lado todo
lo que no fuera la vida
para no descubrir,
en el momento de la muerte,
que no había vivido.


Pero quizás sea la música rapera de Falsalarma (que os hice escuchar en clase) la que más os haga reflexionar por un momento y os haga daros cuenta de que con el "tiempo" se puede hacer muchas cosas excepto desaprovecharlo.


En la sección poemas del menú de arriba podéis leer el poema Instantes atribuído a Borges y que posiblemente sea de Nadine Stair.

Y para finalizar, y en recuerdo de alguien que me confesó habérselo leído incluso a su madre, os dejo el texto de Gabriel García Márquez que lleva por título Lo dice una marioneta de trapo:

Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, posiblemente no diría todo lo que pienso, pero, en definitiva pensaría todo lo que digo.
Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan.

Dormiría poco y soñaría más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz.
Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen, escucharía mientras los demás hablan y cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate.

Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando al descubierto, no solamente mi cuerpo, sino mi alma.

Dios mío, si yo tuviera un corazón... Escribiría mi odio sobre el hielo y esperaría a que saliera el sol.
Pintaría con un sueño de Van Gogh sobre las estrellas un poema de Benedetti y una canción de Serrat sería la serenata que le ofrecería a la luna.
Regaría con mis lágrimas las rosas, para sentir el dolor de sus espinas y el encarnado beso de sus pétalos.

Dios mío, si yo tuviera un trozo de vida. No dejaría pasar un solo día sin decirle a la gente que quiero, que la quiero.
Convencería a cada mujer de que ella es mi favorita y viviría enamorado del amor.
A los hombres les probaría cuán equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse.
A un niño le daría alas, pero dejaría que él solo aprendiese a volar.

A los viejos, a mis viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez, sino con el olvido.

Tantas cosas he aprendido de ustedes los hombres. He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada.
He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño por vez primera el dedo de su padre, lo tiene atrapado para siempre.
He aprendido que un hombre únicamente tiene derecho de mirar a otro hombre hacia abajo, cuando ha de ayudarlo a levantarse.

Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero finalmente de mucho no habrán de servir, porque cuando me guarden dentro de esta maleta, infelizmente me estaré muriendo.

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