domingo, 5 de junio de 2011

1 DE CADA 10 ALUMNOS ARREGLA LOS PROBLEMAS A GOLPES

El 79,6 por ciento de las adolescentes de entre 15 y 18 años y el 70,4 por ciento de los chicos de esa misma edad son partidarios del diálogo para solucionar los conflictos surgidos en el aula, aunque hay un nada despreciable 9,5 por ciento de chicos –en las chicas el porcentaje es bastante menor, un 2,4– que son partidarios de la violencia. Uno de cada diez jóvenes optan así, sin más, por «pegar a quien haya ocasionado el problema», y uno de cada cinco chicos y chicas prefiere evadir el problema. Así lo refleja el estudio Conflictos en la adolescencia que ha elaborado la ONG Liga Española de la Educación y la Cultura Popular, con apoyo del ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad.

«Ver cómo la mayoría de los adolescentes prefieren el diálogo como forma de resolver sus problemas hace que se caigan muchos tópicos», asegura María Jesús Eresta, directora de la investigación y vicepresidenta de la organización que ha presentado el informe, que se basa en seis grupos de discusión y 1.416 cuestionarios realizados a alumnos de Secundaria, Bachillerato y FP de 25 centros públicos y privados concertados de Bilbao, Cáceres, Cádiz, Madrid, Málaga, Santander y Murcia –más de 3.000 estudiantes han sido preguntados en total–.

A casi ningún joven le ha gustado nunca estudiar e ir al instituto –casi el 50% y alrededor del 30%, respectivamente, lo confirman en este estudio–, aunque quizá nunca ha sido tanta la tolerancia de la indisciplina. En Murcia, solo un 23% de los chicos y un 35% de las chicas ve en la alteración del orden en clase un problema, y se observa que el principal motivo de conflicto entre compañeros son las faltas de respeto –así lo cree la mitad de los encuestados–. Además, en la Región, los alumnos de los colegios privados son más conscientes de que la alteración del orden es un problema –un 38,8% frente a solo un 25% en los públicos–.

El informe recuerda que «diversos estudios han corroborado que los protagonistas de los conflictos en las escuelas son mayoritariamente varones; los chicos son quienes, con mayor frecuencia, acosan a sus compañeros, tienden a tener comportamientos que alteran el orden en las clases y, en mayor número, se ven implicados en agresiones». Al ser consultados los adolescentes para este estudio, un mayor número de chicos –27,9%– que de chicas –15,5%– señalan que los varones se ven más envueltos en problemas, aunque más de la mitad dice que «tienen problemas por igual».

Y cuando tienen problemas, la gran mayoría asegura sentirse enfadado –el porcentaje ronda el 50% en toda España, y en Murcia es de un 56,8% en las chicas y un 60,4% en los chicos–, aunque también aparecen sentimientos como la tristeza, la indiferencia y el nerviosismo. Muy pocos se sienten culpables.

En el caso de la tristeza, hay gran diferencia según el sexo y la edad. Una de cada dos chicas dice sentirse triste ante un problema, mientras que en el caso de los chicos es uno de cada tres. Asimismo, a mayor edad de los varones, menos sensación de tristeza. Y en Murcia, más del doble de chicas que de chicos indicaban sentirse tristes. La indiferencia, por su parte, aparece también como un rasgo más masculino –un 41% frente a un 24% en las chicas–.

Los amigos son el gran pilar de los adolescentes, y a ellos acuden ocho de cada diez a buscar ayuda. Los hermanos, los novios y los profesores –en Murcia se invierte la tendencia del resto del país y se confía más en ellos en los centros públicos, un 17,5% frente a un 12,5% en los privados– son los siguientes en una lista que evidencia «el hecho preocupante» de que haya un grupo de jóvenes –un 16% de chicos y un 9,5% de chicas– que no pide ayuda.

Y aunque a los profesores solo acude el 13% de las chicas y el 18% de los chicos, más de la mitad de ellos considera que se implican en sus problemas y un importante sector de los jóvenes incluso demanda a los profesores una mayor autoridad, ya que más de dos terceras partes de los estudiantes –más chicas (61%) que chicos (62,3%)– coinciden en reconocer que «los profesores deberían hacerse respetar más para que el clima escolar mejore». Si no, concluye el informe, «la figura del profesor puede disolverse como referente de apoyo que el adolescente busca en el mundo adulto».

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