jueves, 17 de marzo de 2011

¿BAJA EL ABSENTISMO ESCOLAR?

Que un niño falte a clase suele ser la consecuencia de un problema que termina convirtiéndose en social. El absentismo escolar sigue siendo el caballo de batalla de los centro educativos de Cartagena, pese a que la tasa se situó en el curso pasado en el 2,6%, una de las más bajas de la historia, según los datos aportados por el Servicio Municipal de Absentismo Escolar. Sólo durante los dos últimos cursos, el porcentaje de niños que abandonaron los estudios de forma prematura disminuyó un 17,25%, uno de los mayores descensos que se recuerda.

Institutos y colegios de Lo Campano, Los Mateos, Santa Lucía, San Antón y Los Dolores son los más castigados por esta situación, aunque año tras año está más controlada. Eso no quiere decir que la lucha esté ganada, porque aún quedan 672 jóvenes absentistas en el municipio (en el curso 2007/08 eran 813). «Baja por la mayor presión en las familias que cada vez están más concienciadas con este problema», dijo la jefa de del servicio, Toñi Rodríguez.

El intervalo de edad donde el absentismo escolar es mayor es el comprendido entre los 14 y 16 años, principalmente en primer y segundo ciclo de la Educación Secundaria Obligatoria.

Las causas, según los técnicos de este servicio son tres: familiares, cuando los padres no controlan a los niños, se despreocupan de ellos o porque los progenitores fomentan en los menores la práctica laboral. Escolares son la segunda razón: inadaptación o rechazo a la enseñanza. Por último, existe una causa social, que es cuando el alumno adquiere conductas que siguen sus hermanos mayores, amigos, compañeros o vecinos.

La reducción de los dos últimos años ha sido posible gracias al Servicio Municipal de Absentismo Escolar, puesto en marcha en Cartagena hace una década. Los diferentes planes, impulsados por la responsable del servicio y sus ocho técnicos, han permitido afrontar cada caso desde diferentes frentes: centros de salud, Servicios Sociales, Policía Local, Concejalía de Deportes y Agencia de Desarrollo Local y Empleo.
A ello se le une el aula ocupacional creada hace tres años en el antiguo Colegio Carmen Conde, a la que acuden 15 alumnos cada curso. Los profesores intentan, a través de talleres y programas educativos especiales, que vuelvan a tener interés por la educación.

Se trata de un trabajo en red. Primero son los centros educativos los que envían al Ayuntamiento las faltas mensuales que se recogen a diario en los partes de asistencias a clase. Todos los centros educativos cumplen con esa obligación. Ese equipo técnico los revisa y detecta los casos más graves. Se considera absentismo escolar esporádico si registra menos del 25% de faltas sin justificar al mes; intenso si se ausenta entre el 25 y el 50% de clases al mes; y crónico si supera el 50%.
A partir de ahí se activa un protocolo de actuación que no parará hasta conseguir averiguar por qué falta el niño a clase. Si los técnicos de Educación no lo consiguen, se envía a los Servicios Sociales. El caso puede llegar a manos de la Policía Judicial e incluso de la Fiscalía.

El número de niños no matriculados también ha descendido con respecto a a años anteriores a la mitad. Durante el curso 2008/09 se registraron 99 jóvenes que no se habían matriculado y durante el pasado se redujo a 44. Dichas cifras carecen aún de comparación ya que están sin unificar, según explicó Toñi Rodríguez.

A principios de este año fue creada por la Consejería de Educación la Mesa Regional del Absentismo Escolar con la finalidad de reducir la tasa en los municipios Para ello se destinó más de 30 millones de euros. Técnicos del servicio municipal forman parte de ese grupo debido a la experiencia adquirida en los últimos años.

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